Una sesión de reiki comprende una gran relajación del cuerpo. Donde la persona permanecerá acostada en una camilla, descalzo y vestido.
Durante la sesión se puede utilizar música suave y aromas como incienso o esencias.
Se colocan las manos sobre una serie de ubicaciones en el cuerpo llamados chakras y la Energía Reiki fluye.
Durante un tratamiento, se siente una relajación profunda, una gran sensación de paz. Muchas personas se quedan dormidas, cosa que no influye para nada en el resultado final, algunas siente un cosquilleo, calor o frío en diferentes partes del cuerpo según fluye la energía, otras personas ven colores, experimentan una sensación de "flotar" o sienten emociones que salen a la superficie y otras no sienten nada y no por ello el Reiki no está funcionando.
Previo a la sesión, propiamente dicha, a la persona se la medirá con un péndulo, donde podremos detectar que zonas, pueden estar bloqueadas. Ubicación del campo electromagnético y energía que tiene en el cuerpo.
Crisis de Sanación
Reiki es una terapia holística, por lo tanto tratara la totalidad del ser, no solo su parte física, sino también su parte mental, emocional y espiritual.
Muchos pacientes de Reiki tras recibir sus primeras sesiones experimentan unos cambios en su organismo que pueden resultar molestos. Es habitual que en los días siguientes a la sesión la persona pueda tener una sensación de náuseas, irritabilidad, sensibilidad excesiva o que pase una semana enfadado.
Esto nos va a mostrar que sus emociones saldrán para poder sanarlas y liberarlas.